«General San Martín» redirige aquí. Para otras acepciones, véase General San Martín (desambiguación).
Capitán General del
Ejército de Chile Protector del Perú Ejército de los Andes Expedición Libertadora del Perú Independencia de Argentina Independencia de Chile Independencia del Perú José Francisco de San Martín y Matorras, conocido como
José de San Martín (
Yapeyú,
Argentina,
25 de febrero de
1778 -
Boulogne-sur-Mer,
Francia,
17 de agosto de
1850) fue un militar
argentino cuyas campañas fueron decisivas para las independencias de
Argentina,
Chile y el
Perú. Junto con
Simón Bolívar es considerado uno de los libertadores más importantes de
Sudamérica durante la colonización española. En la
Argentina tiene el título de
Padre de la Patria y se le considera un héroe y prócer nacional. En
Perú se le reconoce como
Libertador de aquel país y en
Chile su
Ejército le reconoce el grado de
Capitán General.
José Francisco de San Martín y Matorras nació en
Yapeyú, misión jesuítica, situado a orillas del
Río Uruguay en la Gobernación de las Misiones del
Virreinato del Río de la Plata, en la actual
Provincia de Corrientes, el
25 de febrero de
1778. Su padre, don Juan de San Martín y Gómez, había nacido en la Villa de
Cervatos de la Cueza, en la
provincia de Palencia,
España, y era teniente gobernador del departamento. Su madre, doña Gregoria Matorras del Ser, era sobrina de un
conquistador del
Chaco. Fue el menor de cinco hermanos: María Elena, Manuel Tadeo, Juan Fermín Rafael y Justo Raffino.
En
1781, cuando San Martín tenía 3 años, la familia se trasladó de Yapeyú a
Buenos Aires. Luego se mudaron a España, embarcando rumbo a
Cádiz el 6 de diciembre de
1783. San Martín comenzó sus estudios en el Real Seminario de Nobles de Madrid y en la Escuela de Temporalidades de
Málaga en
1786. Allí aprendió latín, francés, castellano, alemán, baile, dibujo, poética, esgrima, retórica, matemática, historia y geografía.
En
1789, a los once años de edad, comienza su carrera militar en el regimiento de
Murcia, mientras estallaba la
Revolución Francesa. Luchó en la campaña del norte de
África combatiendo a los
moros en
Melilla y
Orán. En
1797 es ascendido a subteniente por sus acciones en los
Pirineos frente a los franceses
1793. En agosto de ese año su regimiento, que había participado en las batallas navales contra la flota inglesa en el
Mediterráneo, se rindió.
Durante el período que sigue lucha, con el grado de capitán 2° de infantería ligera, en diferentes acciones en
Gibraltar y
Cádiz.
En
1808 las tropas de
Napoleón invaden la Península y el rey
Fernando VII es hecho prisionero. Estalla la rebelión contra el emperador y contra su hermano
José Bonaparte, que había sido proclamado Rey de España. Se establece una Junta Central de Gobierno que actúa primero en
Sevilla y luego en Cádiz. San Martín es ascendido por la Junta al cargo de ayudante 1° del regimiento de Voluntarios de Campo Mayor. Distinguido por sus acciones contra los franceses, es ascendido a capitán del regimiento de Borbón. El ejército ataca y vence a los franceses en la
Batalla de Bailén el
19 de julio de
1808, teniendo San Martín una actuación destacada.
Esta victoria permite al ejército de
Andalucía recuperar
Madrid y es la primera derrota importante de las tropas de Napoleón. San Martín recibe el grado de teniente coronel y es condecorado con una medalla de oro. Continúa luchando contra los franceses en el ejército de los aliados:
España,
Portugal e
Inglaterra. Combate a las órdenes del general Beresford en la batalla de Albuera. Conoce a Lord Macduff, noble escocés, que lo introduce a las
logias secretas que conspiraban para conseguir la independencia de
América del Sur. Ahí hace contacto por primera vez con círculos de liberales y revolucionarios, que simpatizaban con la lucha por la independencia americana.
En
1811 renuncia a su carrera militar en España. Por intermedio de Lord Macduff obtuvo un pasaporte para viajar a
Inglaterra, partiendo el
14 de septiembre de ese año para residir en el número 23 de la
calle Park Road en el distrito de
Westminster, en
Londres. Allí se encontró con compatriotas de la América española:
Carlos María de Alvear,
José Matías Zapiola,
Andrés Bello y
Tomás Guido, entre otros. Todos formaban parte de la
Gran Reunión Americana, sociedad patriótica ligada a la masonería (grupo que proclamaba igualdad, libertad y fraternidad), que había fundado el "precursor"
Francisco de Miranda quien, junto con
Simón Bolívar, ya luchaba en América por la independencia de
Venezuela. Ya dentro de la hermandad se relacionó con políticos británicos, quienes le hicieron conocer el
Plan de Maitland, una estrategia para que América se liberara de España.
En enero de
1812 San Martín se embarca hacia Buenos Aires en la fragata inglesa George Canning. Fue recibido por los miembros del
Primer Triunvirato, quienes le reconocieron su grado de Teniente Coronel. El 16 de marzo le pidieron que creara un
regimiento de soldados para custodiar las costas del
Paraná. Durante el año 1812 se ocupó de instruir a la tropa en las modernas técnicas de combate que conocía por su extensa actuación europea contra los ejércitos de Napoleón.
Junto con
Alvear, fundó a mediados de 1812 una filial de la
Logia de los Caballeros Racionales, que rebautizó con el nombre de
Logia Lautaro. El nombre fue tomado de un cacique araucano que se sublevó en el siglo XVI contra los españoles. La sociedad estaba formada como las
logias masónicas de
Cádiz y de
Londres, similar a la que en
Venezuela tenía como miembros a
Francisco de Miranda,
Simón Bolívar y
Andrés Bello. Su objetivo era:
"trabajar con sistema y plan en la independencia de la América y su felicidad". Sus miembros principales, además de San Martín y Alvear, eran:
Zapiola,
Bernardo Monteagudo y
Juan Martín de Pueyrredón.
En octubre de 1812, cuando llega la noticia de la victoria del
Ejército del Norte comandado por
Belgrano en
Tucumán, se produce en Buenos Aires un movimiento preparado por la Logia con el objeto de imponer a sus candidatos en el Triunvirato. Con la presión de los cuerpos armados y del pueblo, se nombra el
Segundo Triunvirato constituido por:
Juan José Paso,
Nicolás Rodríguez Peña y
Antonio Álvarez Jonte. Se exige además llamar a una
Asamblea Suprema con delegados de todas las provincias con el fin de dictar una constitución.
El
12 de noviembre de
1812 contrae matrimonio con
María de los Remedios de Escalada, de 15 años.
Las costas del Paraná eran atacadas permanentemente por los realistas y San Martín se instaló con sus tropas en el convento de San Carlos, posta de San Lorenzo. El
3 de febrero de
1813 y ante el desembarco de 300 españoles, se libró en la zona el
Combate de San Lorenzo.
PARTE DEL COMBATE DE SAN LORENZO SUSCRITO POR EL CORONEL JOSE de SAN MARTIN, AL SUPERIOR GOBIERNO. SAN LORENZO, 3 de FEBRERO de 1813: Exmo Señor. Tengo el honor de decir a V.E. que en el día 3 de febrero los granaderos de mi mando en su primer ensayo han agregado un nuevo triunfo á las armas de la patria. Los enemigos en número de 250 hombres desembarcaron a las 5 y media de la mañana en el puerto de S. Lorenzo, y se dirigieron sin oposición al colegio S. Carlos conforme al plan que tenían meditado en dos divisiones de a 60 hombres cada una, los ataques por derecha e izquierda, hicieron no obstante una esforzada resistencia sostenida por lo fuegos de los buques, pero no capaz de contener el intrépido arrojo con que los granaderos cargaron sobre ellos sable en mano: al punto se replegaron en fuga a las bajadas dejando en el campo de batalla 40 muertos, 14 prisioneros de ellos, 12 heridos sin incluir los que se desplomaron, y llevaron consigo, que por los regueros de sangre, que se ven en las barrancas considero mayor número. Dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V.E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial D. Hipolito Bouchard. De nuestra parte se han perdido 26 hombres, 6 muertos, y los demás heridos, de este número son: el capitán D. Justo Bermúdez, y el teniente Manuel Díaz Velez, que avanzándose con energía hasta el borde de la barranca cayó este recomendable oficial en manos del enemigo. El valor e intrepidez que han manifestado la oficialidad y tropa de mi mando los hace acreedores a los respetos de la patria, y atenciones de V.E.; cuento entre estos al esforzado y benemérito párroco Dr. Julián Navarro, que se presentó con valor animando con su voz, y suministrando los auxilios espirituales en el campo de batalla: igualmente lo han contraído los oficiales voluntarios D. Vicente Mármol, y D. Julián Corvera, que á la par de los míos permanecieron con denuedo en todos los peligros. Seguramente el valor e intrepidez de mis granaderos hubieran terminado en este día de un solo golpe las invasiones de los enemigos en las costas del Paraná, si la proximidad de las bajadas no hubiera protegido su fuga, pero me arrojo a pronosticar sin temor que este escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a estos pacíficos moradores. Dios guarde a V.E. muchos años. San Lorenzo febrero 3 de 1813.
Luego de esta victoria San Martín fue designado para hacerse cargo del
Ejército del Norte, donde debió reemplazar al General
Manuel Belgrano. Desde su reciente cargo de Mayor General del Ejército Auxiliar del Perú debía reorganizar un ejército deshecho por las derrotas de
Vilcapugio y
Ayohuma. Al poco tiempo de encontrarse San Martín en Tucumán, se dio cuenta que era imposible llegar a
Lima, que en ese momento era el centro del poder realista, por el camino del
Alto Perú. Cada vez que un ejército realista descendía del altiplano hacia los
valles de Salta, era derrotado, y cada vez que un ejercito patriota ingresaba en el Alto Perú, era también aniquilado.
Fue entonces que el General concibió la idea, que luego realizaría con éxito, de cruzar la cordillera y atacar la ciudad de Lima por mar. Para mantener segura la frontera del norte bastaban las tropas salteñas al mando del
general Güemes. Acordó con
Martín Miguel de Güemes la defensa de la frontera norte y comenzó a preparar una futura estrategia militar. Dejó brevemente el mando del ejército al general
Francisco Fernández de la Cruz retirándose a
Saldán, provincia de Córdoba, para reponerse de una úlcera estomacal. Allí mantendría conversaciones con su amigo
Tomás Guido en las que convencería a este de la necesidad de independizar la región ocupando Chile. El 20 de mayo de 1816 Guido presentaría un documento, su célebre "Memoria", al
Director Supremo de aquel entonces,
Juan Martín de Pueyrredón, en el que exponía con detalles el plan. Pueyrredón aprobaría y mandaría a ejecutar dicho plan.
En
1814,
Gervasio Antonio Posadas lo nombró Gobernador de Cuyo, su plan ya estaba terminado y aprobado, y a partir de ese momento San Martín comienza los preparativos de la organización del
Ejército de los Andes.
Con el apoyo del nuevo director supremo,
Carlos María de Alvear, a quien había conocido en Cádiz, se dedicó a organizar un ejército con los refugiados, al tiempo que el
Congreso de Tucumán declaraba la independencia de las
Provincias Unidas del Río de la Plata el
9 de julio de
1816. En el noroeste de
Mendoza constituyó su Estado Mayor en el campamento de El Plumerillo.
El 23 de agosto de
1816 nació en Mendoza su única hija, Mercedes Tomasa, quien lo acompañaría en el exilio.
El
Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón lo nombró general en jefe del
Ejército de los Andes y el
12 de enero de
1817 se inició desde
Mendoza el
Cruce de los Andes en dirección a
Chile. El Ejército de los Andes fue uno de los dos grandes cuerpos militares que la provincia de Cuyo desplegó en la Guerra de Independencia Hispanoamericana; contó inicialmente con 4000 hombres y 1200 milicianos de tropa de auxilio para conducción de víveres y municiones.
El Ejército se dividió en
seis columnas, cuatro secundarias, cuyo objetivo era distraer a las fuerzas enemigas y provocar movimientos favorables a la Revolución en zonas alejadas de la
Capital, y dos principales, concentrando el grueso del Ejército, ambas comandadas por el
capitán general San Martín. En el
cruce de los Andes, para acometer contra las tropas
realistas asentadas en el actual territorio
chileno, la primera debía atravesar la
cordillera de los Andes por el
paso de Los Patos, al mando del general
Bernardo O'Higgins. La segunda columna estaba bajo el mando del general
Juan Gregorio Las Heras, y debía marchar por el
camino de Uspallata, conduciendo todo el parque y la
artillería, cuyo transporte era imposible por el más escabroso paso de Los Patos.
Las dos debían reunirse en el valle del Aconcagua, mientras que efectivos menores dispersaban las fuerzas enemigas, induciéndolas a engaño respecto del avance de la agrupación principal.
Las fuerzas de Las Heras, de O'Higgins y de Soler se reúnen el 8 de febrero en el Campamento de Curimón. Ante las noticias del avance del jefe realista, Coronel Rafael Maroto, hacia las casas de Chacabuco, San Martín ordenó el avance y el 12 de febrero se libra la
Batalla de Chacabuco. El Ejército de Los Andes obtuvo la victoria sobre los realistas a las órdenes de
Marcó del Pont; hubo 500 muertos y 600 prisioneros.
El 19 de marzo de 1818 se produce la batalla o
sorpresa de Cancha Rayada; el ejército unido bajo las órdenes de San Martín acampaba cerca de Talca, cuando se supo que
Mariano Osorio, jefe español, le preparaba un ataque por sorpresa en la noche. San Martín dispuso cambiar su posición de sus tropas para, a su vez, sorprender a los realistas. Cuando la maniobra no se había completado los españoles iniciaron el ataque. En la oscuridad se generó una gran confusión, ya que tanto realistas como patriotas equivocaron sus posiciones, aquéllos por desconocer el traslado de tropas ordenado por San Martín, éstos por no haberlo completado. Los españoles perdieron 300 hombres, y quedaron dueños del campo; los patriotas tuvieron 120 bajas, pero perdieron el parque, fusiles y 26 cañones. La división a cargo de Las Heras emprendió una retirada ordenada sustrayéndose a la lucha. Así se pudo encolumnar y salvar sus efectivos y su parque de artillería. De inmediato San Martín decidió reorganizar sus medios en las llanuras de Maipú.
El
5 de abril se vuelven a enfrentar en la
batalla de Maipú. Esta batalla se desarrolló en tres etapas. Primero, San Martín decidió desplazar a las fuerzas patriotas linealmente, para atacar a los realistas alineados en la parte alta de una lomada. Formaron un triángulo para atacar con la caballería, la artillería y la caballería chilena y patriota por el sur. Osorio impulsó sus fuerzas por la derecha, pero la izquierda cedió por completo. El ejército realista debió retroceder en desorden, los granaderos persiguieron al galope a las últimas fracciones que se retiraban. El adversario dejaba en el campo de batalla 2.000 cadáveres, cerca de 2.500 prisioneros, todo su armamento y material de guerra. El general O'Higgins, herido durante la batalla, se acercó sin embargo montado en su caballo para abrazar a San Martín. Muchos han relatado esta escena con honda emoción. La victoria de Maipú pasa a la historia como una gran batalla a partir de una maniobra extraordinaria. El parte de la victoria dice así:
Acabamos de ganar completamente la acción. Nuestra caballería los persigue hasta concluirlos. La patria es libre, abril de 1818. San Martín. El gobierno de Chile lo premia con una vajilla de plata y 6.000 pesos, pero el Libertador rechazó ambos regalos diciendo:
No estamos en tiempos para tanto lujo.
Con la batalla de
Maipú se obtiene definitivamente la victoria sobre las tropas realistas asegurando finalmente la independencia de
Chile. Esto permitió la entrada del ejército en
Santiago. El
18 de febrero se convocó a un Cabildo Abierto que propuso a San Martín como
Director Supremo de la naciente república, pero éste rechazó el ofrecimiento para evitar sospechas sobre un posible avasallamiento de la
Provincias Unidas sobre la autonomía de Chile. Dos días después el cabildo nombra finalmente a O'Higgins como director supremo, designación que avaló. Sin embargo, el Libertador tuvo opositores locales, como los hermanos Carrera, líderes de un sector opositor a O'Higgins, que comenzaron a conspirar para declarar a éste último traidor, juzgar a San Martín como criminal y fusilar a sus seguidores. El complot fue descubierto,
Juan José y
Luis Carrera fueron fusilados, y
José Miguel huyó a la
Banda Oriental.
Luego de la emancipación chilena San Martín se trasladó a Buenos Aires para obtener del gobierno un empréstito que permitiera costear los gastos de la
Expedición Libertadora del Perú. Pueyrredón le prometió 500.000 pesos pero luego hubo dificultades para cumplir la promesa debido a las luchas internas entre
Buenos Aires y los caudillos; entonces San Martín renunció a la jefatura del ejército. Ante este hecho San Martín recibe del Directorio 200.000 pesos, y junto a la ayuda financiera obtenida del
Director Supremo de
Chile,
Bernardo O'Higgins, ambos logran armar una escuadra. El gobierno de
Chile determinó que San Martín sería el comandante en jefe de la
expedición, que navegaría bajo bandera chilena y que el mando de la escuadra recaería en el marino escocés Lord
Thomas Cochrane. Finalmente San Martín es designado Brigadier del
Ejército de Chile para posteriormente, cuando zarpe la expedición, ser designado
Capitán General del
Ejército de Chile.
Cuando se dispuso a reanudar la campaña al Perú recibe la orden del Directorio de marchar hacia el
Litoral fluvial con su ejército para combatir a los federales de
Santa Fe y
Entre Ríos. San Martín se niega declarando:
"el General San Martín jamás desenvainará su espada para combatir a sus paisanos". Finalmente el
20 de agosto de
1820 parte San Martín junto a la
expedición desde
Valparaíso hacia el
Perú. La expedición estaba constituida por alrededor de 4,500 hombres, pertenecientes al
Ejército Libertador de los Andes y al
Ejército de Chile, de los cuales 1,600 eran marinos y se embarcaron en ocho navíos de guerra y dieciséis transportes.
El
8 de septiembre, el General y su ejército
desembarcan en el puerto de
Pisco haciendo retroceder al ejército realista, que se repliega a la zona de
Sierra.
El virrey Pezuela, jefe del ejército realista, tenía bajo su mando a unos 20.000 soldados, distribuidos por todo el virreinato, de los cuales la mayor parte defendía
Lima; tratando de ganar tiempo para reunir a todos los soldados, plantea una salida diplomática al conflicto, que finalmente no llegó a ningún acuerdo aceptable para San Martín. Éste envía inmediatamente una división al mando del general
Juan Antonio Álvarez de Arenales hacia Lima, por la ruta de la sierra, para propiciar la insurrección de las poblaciones a lo largo de su trayecto. San Martín sigue con la flota y en los primeros días de noviembre desembarca en la localidad de
Huacho, donde fortifica su posición e inicia su estrategia para sitiar definitivamente Lima.
El
29 de enero de
1821 se sublevan altos oficiales realistas contra el virrey Pezuela, quien es derrocado y sustituido por el general
José de La Serna, que será nombrado virrey del Perú por la corona. El nuevo virrey propone a San Martín nuevas negociaciones diplomáticas, las cuales finalmente fracasan debido a que la propuesta definitiva del General era la independencia del Perú. El sitio de Lima se prolongó por algunos meses y en el mes de marzo arribó al Perú el capitán Manuel Abreu, enviado por el rey de España como emisario pacificador, sin ninguna consecuencia favorable para los independentistas. San Martín decide iniciar una nueva estrategia y envía dos ejércitos, uno al mando del general Guillermo Miller, para desembarcar en las costas del sur y otra al mando del general Arenales, hacia a la sierra.
San Martín deja Huacho y desembarca en Ancón, estrechando el cerco a Lima. A la vez, inicia negociaciones de paz, que se realizan en la hacienda de Punchauca, cerca de Lima, a fines de abril, mediante sus delegados Guido, García del Río y José Ignacio de la Rosa y los del virrey La Serna, Abreu, Manuel de Llano y Mariano Galdiano. Las negociaciones fracasan nuevamente. El alzamiento del regimiento realista Numancia -integrado por venezolanos- a favor de la independencia, le abre las puertas de Lima a San Martín, obligando a La Serna a abandonar la ciudad el 5 de julio, internándose en la sierra.
San Martín ocupa Lima y reúne a Cabildo Abierto el
15 de julio. El día 28 San Martín declara la
independencia y es nombrado
Protector del Perú con autoridad civil y militar. Ese mismo año fundó la
Biblioteca Nacional del Perú a la cual donó su colección personal de libros y creó la
Orden El Sol del Perú. Gobierna el
Perú desde el
3 de agosto de
1821 hasta el
20 de septiembre de
1822.
Durante su protectorado recibe un pedido de ayuda del general
Antonio José de Sucre, lugarteniente de
Simón Bolívar, para la campaña en
Ecuador. San Martín envía soldados que participaron en las victorias de Riobamba y Pichincha, que garantizaron la rendición de
Quito. Entre los días 26 y 27 de julio de 1822 se realiza la
Entrevista de Guayaquil, donde se reúne con Bolívar, teniendo como tema principal la liberación del Perú, principal baluarte realista en Sudamérica, cediendo a éste la iniciativa y conducción de la campaña libertadora. Poco después decide retirarse de todos los cargos y volver a su país.
Vuelto a Mendoza pidió autorización para regresar a Buenos Aires y reencontrarse con su esposa que estaba gravemente enferma.
Bernardino Rivadavia, ministro de gobierno del gobernador
Martín Rodríguez, se lo negó argumentando que no sería seguro para San Martín volver a la ciudad. Su apoyo a los caudillos del interior y la desobediencia a una orden que había recibido del gobierno de reprimir a los federales, le valió que los unitarios quisieran someterlo a un juicio.
No obstante, como la salud de su esposa empeoraba decidió viajar a Buenos Aires, donde a su llegada ya ella había fallecido el 3 de agosto de
1823.
Al llegar a Buenos Aires se le acusó de haberse convertido en un conspirador. Desalentado por las luchas internas entre unitarios y federales decidió marcharse del país con su hija, quien había estado al cuidado de su abuela. El 10 de febrero de 1824 partió hacia el puerto de El Havre, Francia. Tenía 45 años y era Generalísimo del Perú, Capitán General de la República de Chile y General de las
Provincias Unidas del Río de la Plata. Luego de un breve período en Londres, se instalaron en
Bruselas y poco después en
París.
En
1825 redactó las
Máximas para Merceditas, donde sintetizaba cuáles eran sus ideales educativos.
En 1828 intentó regresar a
Buenos Aires, aunque no llegó a desembarcar. Por tres meses permaneció en
Montevideo. El levantamiento de su antiguo compañero
Juan Lavalle contra el gobernador
Manuel Dorrego, el posterior fusilamiento de Dorrego, las rivalidades y la profunda decepción que sentía por lo que acontecía en la política del país fueron los motivos principales para que San Martín decidiera instalarse definitivamente en Europa.
Durante los años en que duró su exilio San Martín mantuvo contacto con sus amigos en Buenos Aires, en donde trataba de interiorizarse de lo que sucedía en su país. Al enterarse, en 1827, de la guerra que Argentina mantenía con Brasil, se ofreció para luchar en ella pero nunca fue llamado.
En 1831 se radicó en
Francia en una finca de campo cercana a París. Por esos años tiene lugar su afortunado encuentro con su ex compañero de armas, Alejandro Aguado, marques de las Marismas, quien convertido en un exitoso banquero, designa a San Martín tutor de sus menores hijos, con una generosa paga. Tres años más tarde y gracias al dinero ahorrado trabajando con su amigo, San Martín se mudó a una casa en
Grand Bourg, lugar que compró y donde residió hasta
1848. Hasta sus últimos años mantuvo correspondencia con su gran amigo Tomás Guido, quien le mantenía informado sobre la situación política en Argentina y América. Finalmente, en marzo de 1848 se trasladó a
Boulogne-sur-Mer, en donde falleció a la edad de 72 años, a las tres de la tarde del 17 de agosto de 1850 en compañía de su hija Mercedes y de su yerno Manuel Balcarce. En su testamento firmado en 1844 declaró como su primer título el de Generalísimo del Ejército del Perú y expresó su voluntad de que no se le hicieran grandes funerales "pero sí desearía que mi corazón fuese sepultado en Buenos Aires".
En 1861 sus restos fueron trasladados a la bóveda de la familia González Balcarce, ubicada en el cementerio de Brunoy, Francia. Posteriormente hubo varios intentos de repatriarlos. Durante la presidencia de
Nicolás Avellaneda se creó la "Comisión encargada de la repatriación de los restos del Libertador", hecho que finalmente se produjo el 28 de mayo de 1880. En principio, se abogaba por depositar sus restos en la Catedral de la ciudad de Buenos Aires, frente a la
Plaza de Mayo. Este acontecimiento jamás sucedió debido a la oposición de la
Iglesia que, apoyándose en los cánones apostólicos romanos y en virtud de la filiación
masónica del General San Martín (ver sección
masonería) no podría consentir la petición, pues dicha situación implicaba la excomunión inmediata del Libertador. Por este motivo no podría ser alojado en un templo consagrado. Esta dificultad se vio agravada por los enfrentamientos primitivos entre la
Iglesia y la
masonería, que se produjeron entre otras varias cuestiones, por la expulsión de los
jesuitas del Río de la Plata. Tras largas negociaciones se llegó a un acuerdo no del todo satisfactorio. Desde entonces, el féretro descansa en un mausoleo fuera de la planta principal de la Catedral e inclinado unos 45º con su cabeza hacia abajo, como símbolo, según argumentos eclesiásticos, de una supuesta condena infernal a la que estarían expuestos los masones. Reconocido como Libertador de tres naciones, los americanos recuerdan y recordarán siempre de él, con lo que está escrito en su tumba
"Triunfó en San Lorenzo, afirmó la independencia argentina, pasó los Andes, llevó su bandera emancipadora a Chile, al Perú y al Ecuador". Entre los compatriotas que recibió durante su exilio se encontraron Sarmiento, Alberdi y Alejandro Aguado. En 1843 recibe la visita de
Juan Bautista Alberdi. Entre 1845 y 1848
Domingo Faustino Sarmiento, que viajó a Europa por encargo del gobierno de Chile, se encontró con San Martín en Grand Bourg en varias oportunidades. Durante estos encuentros se informaba constantemente de los cambios y sucesos de la política argentina.
El testamento ológrafo fue fechado en París el 23 de enero de 1844, dejando como única heredera a su hija Mercedes de San Martín, casada con Mariano Balcarce. Otras cláusulas fueron:
Éstas Máximas para su hija Merceditas le enseñan, en cierto modo, el carácter que debe tener en diversas etapas de su vida:
Existen dos teorías en torno a la supuesta filiación Masónica del General San Martín que generaron polémicas durante varios años.
Si bien diversos historiadores, entre los cuales algunos son partidarios de la Iglesia y en cierto modo de tendencia antimasónica, infieren que en ningún momento ingresó en una
Logia Masónica regularmente constituida, numerosos autores, argentinos y extranjeros, aportaron pruebas que demuestran categóricamente la autenticidad de su carrera iniciática. Entre los primeros, se argumenta que la totalidad de las Logias con las que mantuvo contacto a lo largo de su vida, principalmente la
Lautaro, no eran estrictamente masónicas, sino que habrían sido únicamente grupos revolucionarios que tomaron como base de su organización elementos y símbolos masónicos que serían funcionales a su carácter de Sociedad Secreta.
Entre las películas argentinas que han retratado en todo o en parte la figura de San Martín están las siguientes:
Si bien la bibliografía dedicada a San Martín es muy extensa, se pueden mencionar los siguientes:
José de San Martín también forma parte de juegos didácticos:
Wikisource Wikiquote Su testamento en wikisource Que Mercedes otorgue a su tía María Elena una pensión hasta su fallecimiento.
Que a la muerte de María Elena le otorgue una pensión a la hija de ésta, Petronila.
Que su sable
corvo fuera entregado a
Juan Manuel de Rosas.
Prohibió la realización de funerales y de acompañamientos hasta el cementerio, aunque su voluntad era que su corazón descansara en Buenos Aires.
Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que nos perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: "Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos..."
Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.
Inspirarle una gran confianza y amistad, pero unida al respeto.
Estimular en Mercedes la Caridad con los pobres.
Respeto sobre la propiedad ajena.
Acostumbrarla a guardar un secreto.
Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.
Dulzura con los criados, pobres y viejos.
Que hable poco y lo preciso.
Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
Amor al aseo y desprecio al lujo.
Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.
El santo de la espada, dirigida por
Leopoldo Torre Nilson (1970)
Juan Manuel de Rosas, dirigida por
Manuel Antín (1972)
El general y la fiebre, por
Jorge Coscia (1992)
O'Higgins, vivir para merecer su nombre, de la saga Heroes,
UC films (2007)
Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana - de Bartolomé Mitre
José de San Martín, El libertador cabalga - de Agustín Pérez Pardella
Campañas del Libertador General Don José de San Martín - del Instituto Nacional Sanmartiniano (1978)
El santo de la espada - de Ricardo Rojas
Don José, la vida de San Martín - de José Ignacio García Hamilton
Hijos del país, San Martín, Yrigoyen y Perón - de Hugo Chumbita
Maitland & San Martín- Terragno, Rodolfo H. Universidad Nacional de Quilmes.
Narrar a San Martín- Martín Kohan, Adriana Hidalgo editora
El Misterio de San Martín" - de Carlos S. McDonell Nabuko Generales y Conquistadores, un juego de mesa en el que San Martín aparece entre los más grandes personajes de la historia universal, junto a
Julio César,
Alejandro Magno,
Washington, entre muchos otros.
Combate de San Lorenzo Expedición Libertadora del Perú Cruce de los Andes Desembarco de San Martín Monumentos a San Martín (incluye lugares históricos)
Instituto Nacional Sanmartiniano Instituto Español Sanmartiniano Logia Lautaro Padre de la Patria Corbiere, Emilio J. (Edición 2004), La masonería I - Política y sociedades secretas, Buenos Aires, De Bolsillo. ISBN 987-566-010-8. Lappas, Alcibíades (Edición 2000), La masonería argentina a través de sus hombres, Buenos Aires, Editorial Masónica. Roesler, Bárbara (2006), La sorprendente historia del Mausoleo de San Martín en la Catedral, Buenos Aires, Argentina [2007] Buenos Aires, Arzobispo (Desconocido), Plano Interno de la Catedral., Buenos Aires, Argentina [2006]
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